martes, 9 de junio de 2009

Disco vs. cd: ¿analógico vs. digital?




Jeff Tweedy decía en una entrevista que Sky Blue Sky responde en parte a los gustos comunes de los integrantes de Wilco, poseedores de una nutrida colección de discos grabados en el periodo que va desde 1966 a 1974. Tweedy añadía que ya desde los tiempos de Uncle Tupelo había tenido siempre presente la idea de lograr en sus grabaciones la "calidez" del sonido de esa época y que Sky Blue Sky era lo más cerca que había estado de conseguirlo.

El por qué no acaba de lograrse ese sonido añejo tiene mucho que ver con el cambio de lo analógico a lo digital en los estudios de grabación y con los procesos de edición digital del master. La digitalización del sonido implica una aproximación al original analógico cuyo resultado vendría a ser una copia "mutilada" de éste. En lo que respecta a la audición doméstica, hay que decir que la diferencia entre ambas señales es difícilmente perceptible si no se dispone de un equipo de sonido de alta gama y un oído afinado. Por tanto no hay que exagerar el alcance de esa mutilación.

Pero vamos al núcleo del tema. Las grabaciones que se hacen en los estudios modernos acaban en un master digital que posteriormente se usa en el prensaje del disco de vinilo. Es decir, el vinilo no sería más que el equivalente en microsurco de un cd.

De este modo, a menos que para la grabación y edición de un disco se haya usado tecnología analógica, nos encontraremos, tanto en el caso del disco de vinilo como en el del disco compacto, con ediciones digitales de esa grabación.

Esto no pasa únicamente con los discos grabados a partir de los primeros años de la década de los 80, también ocurre con las reediciones en vinilo de discos grabados en los 60 y 70, prensados a partir de masters digitales. 


He de decir que nunca me había ocupado de este asunto hasta que un día, mientras escuchaba una reedición en vinilo de un disco homónimo de Grin, el grupo de Nils Lofgren, oí algo parecido a un rayazo. El disco era nuevo. Hice una inspección visual sin encontrar nada que pudiera provocar el salto de la aguja. Volví a ponerlo en el giradiscos y agucé el oído buscando una referencia espacial en la galleta para localizar la zona defectuosa...

¡Glitch!

Oir para creer. No se trataba de un rayazo sino de un error en el master digital usado para el prensaje del disco. Lo que sonaba, aunque estaba planchado en plástico negro, era una grabación en ceros y unos, un cd disfrazado de disco de vinilo. La copia de la copia de la copia...


Cuando has crecido en los ochenta con el formato disco, las rimbombantes peroratas sobre lo sublime del sonido del vinilo no pasan de ser más que accesorias, audiófilos al margen. Durante más de una década no tuvo competencia. El casete era un formato complementario a causa de su portabilidad: walkman, automóvil, "loro" & co. La llegada del compacto si que supuso una amenaza a la jerarquía del disco, si bien su alto precio y el de los reproductores de cd retrasó su entrada en el ámbito doméstico. Metidos ya en los noventa llegó un momento en el que casi no se editaba nada en disco y se hizo casi obligatorio recurrir al cd. 

Poco hay en toda esta historia de la - polémica - superioridad de la grabación analógica sobre la digital. Se trata de dos formatos que conviven y es más la disponibilidad en el mercado y no la calidad de la grabación lo que acaba determinando cuál de ellos va a la cesta de la compra. Pero el glitch en el disco de Grin fue un aviso para futuras adquisiciones. Si se trataba de comprar un disco y no un sucedáneo a partir de ahora habría que afinar más. Desde luego que la mayoría de los relatos que había escuchado sobre la experiencia aurática que es la reproducción analógica engrosaron la lista de  fanfarronadas.

Dado que las ventas de discos compactos caen en barrena mientras que las de discos de vinilo aumentan - discretamente, eso sí -, es posible que ahora se hagan campañas publicitarias basadas en su mejor calidad sonora, y ésto años después de insistir en aquel "perfect sound forever" con el que fue lanzado el cd al mercado. Pero cuidado, no es oro todo lo que reluce.

Caveat emptor, que el comprador sea precavido.

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